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Memorial para George Floyd Foto de Fibonacci Blue

Tenía 19 años y estudiaba en la UCLA cuando Martin Luther King, Jr. fue asesinado. Nunca olvidaré aquel hombre que pasó llorando y corriendo de aula en aula, anunciando la horrible noticia y cómo todos nosotros – estudiantes y profesores de todas las razas – salimos de las aulas y nos reunimos fuera para llorarlo. Recuerdo estar de pie bajo la brillante luz del sol, conteniendo apenas mi desesperación, y preguntándome, “¿Por qué?”

Hoy resulta difícil no sentirnos impotentes ante tanto miedo, tristeza, sufrimiento, indignación y violencia que azotan gran parte de los Estados Unidos y el mundo. Sentirnos impotentes puede llevarnos a la desesperación y esto, a su vez, puede paralizarnos o sumirnos en la depresión. Para no sentirnos abrumados, elijamos centrarnos en lo que PODEMOS hacer.

Podemos empezar dando el valiente paso de intentar ponernos en los zapatos de los demás. En lugar de hablar o recibir noticias solo de personas que están de acuerdo con nosotros, podemos escuchar diferentes puntos de vista de otras personas, aprender de los demás para mantener en mente un panorama completo. Cuando comprendemos a los demás, podemos hablar y actuar desde un lugar de compasión en lugar de demonizar a las personas. No necesitamos estar de acuerdo para que nos importe el otro. También podemos preocuparnos por los demás y a la vez mantener los límites cuando sea necesario.

Puede resultar incómodo comprendernos mutuamente porque requiere enfrentar algunas verdades difíciles. Aunque esta pandemia nos ha traído dificultades a todos, podemos tener en cuenta que las personas negras, las comunidades originarias, de color y todos aquellas personas de menos recursos, enfrentan situaciones más difíciles, tienen más que temer por sus familias y corren riesgos mucho mayores de enfermarse, morir, perder sus trabajos o sus casas y trabajar en condiciones inseguras. Durante generaciones, las personas de color son y han sido mucho más propensas a ser acosadas, agredidas y asesinadas por las fuerzas del orden. Podemos entender que cuando las personas se sienten desesperadas, pueden hacer cosas desesperadas.

Y también podemos apreciar a los innumerables oficiales de seguridad pública que hacen lo mejor para ayudar a sus comunidades y muchas veces son los primeros en responder ante emergencias de todo tipo y enfrentan la violencia incontables veces de manera heroica para proteger a las personas vulnerables. Podemos recordar que muchos agentes de seguridad pública son asesinados en el cumplimiento del deber y que suelen ser blanco de la violencia debido a su uniforme. Esta realidad a menudo genera miedo. Según la capacitadora intercultural Lillian Roybal Rose, “No importa quiénes son ustedes y quiénes son ‘ellos’. Mirar a las personas a través de una lente de miedo altera las percepciones y hace que aumente la probabilidad de que se produzcan reacciones peligrosas”.

También podemos apreciar el valor de los miles de manifestantes que ejercen pacíficamente su derecho a alzar la voz y a reunirse. Estas personas enojadas que exigen que sus voces sean escuchadas no merecen ser tratadas como criminales ni etiquetadas como “terroristas”. Todos los días nos llegan muchas historias de manifestantes que deciden proteger a otros de los daños, aun a riesgo de perjudicarse a sí mismos, y que se ofrecen para reparar las tiendas vandalizadas.

Podemos inspirarnos en el poder de Terrence, el hermano de George Floyd, cuando de rodillas en el lugar donde su hermano había muerto, previno que la destrucción “no le devolverá la vida a mi hermano”.

Si guardamos silencio sobre los problemas destructivos de nuestra sociedad como el racismo, el clasismo y todas las formas de prejuicio y violencia, estamos permitiendo que esos problemas se agudicen y crezcan. Si demonizamos a la gente con la que no estamos de acuerdo, nunca aprenderemos a trabajar juntos. Estos problemas son complejos. Está bien estar en desacuerdo sobre algunas cosas – siempre y cuando lo hagamos con respeto y al menos con la voluntad de escuchar.

Cada uno de nosotros puede escuchar, aprender, encontrar maneras de ayudar a los necesitados, apoyar a otros que están haciendo una tarea que creemos valiosa, votar y alzar la voz sobre las injusticias que ocurren en otros grupos así como en nuestros propios grupos. Y todas las personas de buena voluntad, sin importar nuestras diferencias, podemos seguir comunicándonos hasta que encontremos suficientes puntos en común a partir de los cuales podamos trabajar juntos para un cambio duradero.

Traducción de María Gisella Gámez
 

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Kidpower Founder and Executive Irene van der Zande is a master at teaching safety through stories and practices and at inspiring others to do the same. Her child protection and personal safety expertise has been featured by USA Today, CNN, Today Moms, the LA Times, and The Wall Street Journal. Publications include: cartoon-illustrated Kidpower Safety Comics and Kidpower Teaching Books curriculum; Bullying: What Adults Need to Know and Do to Keep Kids Safe; the Relationship Safety Skills Handbook for Teens and Adults; Earliest Teachable Moment: Personal Safety for Babies, Toddlers, and Preschoolers; The Kidpower Book for Caring Adults: Personal Safety, Self-Protection, Confidence, and Advocacy for Young People, and the Amazon Best Seller Doing Right by Our Kids: Protecting Child Safety at All Levels.