Español English | Farsi

Autora | Autorización para usar | Imprimir PDF

Lee este artículo y aprende que decir “lo siento” puede ser una decisión consciente en lugar de un hábito automático.

Algunas personas simplemente odian disculparse. Niegan o ignoran sus errores o comportamientos cuando son hirientes para los demás. Se niegan a admitir que están equivocados. Actúan como si estar equivocados significara que son malas personas. El problema de no disculparse nunca es que los conflictos pueden empeorar y las relaciones pueden verse dañadas.

Otras personas dicen “lo siento” aunque no haya una razón lógica para disculparse. A las mujeres, en especial, se les enseña a complacer a los demás y a preocuparse por la desaprobación. Decir “lo siento” ante cualquier situación de confusión o malestar tal vez sea una forma de intentar que todos se sientan bien. El problema es que disculparse constantemente puede hacerte sentir y parecer menos poderoso de lo que realmente eres.

En lugar de nunca disculparnos o disculparnos siempre en forma automática, podemos tomar conciencia de cuándo y cómo nos disculpamos, y aprender qué decir y hacer cuando decir “lo siento” es inapropiado. Las disculpas conscientes pueden mejorar nuestras relaciones y aumentar nuestra capacidad para actuar como personas poderosas y respetuosas.

¿Cuándo es oportuno disculparse?

Cuando dices o haces algo que molesta o lastima a otra persona, las palabras “lo siento” pueden ahorrarte mucho tiempo y evitar muchos problemas. Por supuesto, es importante que tengas buenas intenciones y que comprendas lo que hizo la otra persona para contribuir al problema. Si alguien se siente herido, decirle a esta persona que se equivoca por sentirse así causará más malestar y disminuirá la confianza. En cambio, la empatía puede reducir el conflicto y generar confianza.

¿Por qué es tan difícil disculparse?

Algunas personas sienten que disculparse es degradante o que implica admitir una intención negativa de su parte. Recuerda que nadie es perfecto y que los errores son parte del aprendizaje. No se trata de cuáles son nuestras intenciones sino de cuál es el impacto de nuestro comportamiento en los demás. La regla es que si alguien se siente herido, incómodo o excluido, eso es importante. No está en nosotros cambiar esos sentimientos, pero sí podemos disculparnos por aquello que hayamos hecho o dejado de hacer que haya ocasionado esos sentimientos.

Evitar disculpas mezcladas

Mezclar explicaciones, justificaciones o calificativos con una disculpa puede dificultar tu comunicación. Por ejemplo, decir: “En cierto modo, lo siento, pero hice esto porque ______” puede ser contraproducente y hacer que la otra persona sienta que tus disculpas no son sinceras.

Cuando te disculpas, trata de usar un lenguaje claro y sencillo. Tu objetivo no es protegerte, sino reconocer los sentimientos de la otra persona.

Establecer límites al disculparse

No hagas promesas que no deberías cumplir, diciendo que harás o no harás algo solo porque alguien no está contento. A veces, necesitamos establecer límites que hieren los sentimientos de los demás para mantener nuestra propia integridad. Por ejemplo, les enseñamos a los niños a decir: “Lamento que esto hiera tus sentimientos y aun así no quiero que me toques”.

Disculpas inapropiadas

Cuando lo que sucedió realmente no perjudica ni molesta a otra persona, no hay razón para disculparse. Por ejemplo, no hay razón para lamentar haber cometido errores durante el aprendizaje. No hay razón para disculparse por pedir ayuda. No hay razón para disculparse por establecer un límite.

Los errores son parte del aprendizaje

Cuando estés aprendiendo algo nuevo, date permiso para cometer muchos errores o incluso olvidarte de todo. Si alguien te hace comentarios para ayudarte a aprender y recordar, la mejor respuesta suele ser “¡Gracias!”.

A veces, los adultos piensan que si los niños ven que están equivocados, su autoridad se verá menoscabada. Sin embargo, puede ser muy enriquecedor para los niños ver que nosotros, como adultos, estamos dispuestos a reconocer con alegría cuando cometemos errores en lugar de negarlos o ignorarlos. En esos momentos podemos demostrar cuan cierto es que nadie es perfecto y que los errores son parte del aprendizaje.

Aprender de lo que alguien te dice a pesar de cómo lo dice

En las relaciones laborales, uno de los mejores regalos que podemos recibir es una opinión honesta de los demás. Debido a que las personas a menudo se sienten incómodas al expresar opiniones críticas, es posible que los comentarios importantes no siempre se transmitan en términos positivos. Aunque se trate de comentarios muy negativos, la mejor respuesta suele ser decir: “Gracias por decírmelo”. De este modo, agradecemos a la persona por la información, no por la negatividad.

Decir “lo siento” sin disculparse

Las palabras “Lo siento” también pueden usarse para significar “Siento que te haya pasado esto”. Esto no es una disculpa. En este contexto, cuando a alguien le ha sucedido algo malo, lo más apropiado suele ser decirle “lo siento”.

Cambiar el hábito de disculparse de forma automática

Cambiar cualquier patrón de comportamiento establecido desde hace mucho tiempo, es un desafío y es importante no sentirnos mal mientras lo hacemos. Nuestro objetivo es volvernos tan plenamente conscientes de nuestro comportamiento como sea posible, de modo que estemos tomando decisiones en lugar de reaccionar frente a una situación como si estuviéramos en piloto automático. La idea es no dejarnos provocar, bloqueándonos o explotando de ira, sino centrarnos. No es que nos neguemos a disculparnos por miedo a que esto disminuya nuestra valía sino que queremos disculparnos solo cuando tenemos claro el motivo por el cual esta disculpa específica es apropiada.

En lugar de odiar este comportamiento y culparnos por tenerlo, es mejor entender que se desarrolló como un mecanismo de afrontamiento que cumplió un propósito en nuestras vidas. En lugar de enojarnos con nosotros mismos, si se nos dificulta cambiar un patrón de comportamiento, podemos darnos crédito por tener el coraje de trabajar para convertirnos en una persona más positiva y centrada.

Si siempre te estás disculpando, estos son algunos pasos que han funcionado para otras personas:

1. Reconoce que te estás disculpando todo el tiempo y por qué es importante parar: porque quieres estar completamente presente, ocupar todo el espacio al que tienes derecho y sentirte poderoso y eficaz.

2. Date cuenta en el momento en que te estás disculpando sin sentirte mal por ello. Trata de dar un paso atrás emocionalmente y pide a las personas que te rodean que te ayuden a darte cuenta de una manera comprensiva, sin burlarse o molestarse contigo. Ésta es una técnica útil tanto para “lo siento” como para otros patrones discursivos como “en realidad”, “ya sabes”, “o sea”, “eh”, “mmm”, etc. Establece una hora de forma regular en la que alguien simplemente cuente el número de veces que dices “lo siento” y te diga cuál es el número. O dale a alguien una tarjeta de color rosa brillante y pídele que la sostenga en alto cada vez que digas: “Lo siento”. En lugar de decir “¡Oh, lo siento! ¡Lo hice OTRA VEZ!”, encuentra alguna frase de apoyo para decirte a ti mismo, como: “¡Qué interesante!”. Es sorprendente que, con frecuencia, el simple hecho de que alguien te haga notar la disculpa u otro patrón de discurso te ayudará a reducirlo.

3. Practica el uso de un comportamiento diferente para reemplazar la disculpa. Puedes decidir preguntarte antes de disculparte: “¿Por qué me disculpo? ¿Tiene realmente sentido? Puedes respirar tranquilamente en lugar de disculparte.

Si odias pedir disculpas, estas son algunas formas de aprender a usar esta herramienta para construir mejores relaciones:

1. Tómate un poco de tiempo para reflexionar sobre lo que te molesta de tener que disculparte. Piensa en ocasiones en las que no pedir disculpas ha dañado relaciones importantes en tu vida. Intenta reformular los mensajes negativos, como “Disculparme me hace sentir débil o quedar mal”. Busca mensajes positivos en su lugar, como: “Asumir la responsabilidad del impacto de mi comportamiento en los demás, haya sido intencional o no, me convierte en una persona más poderosa y respetuosa”.

2. Siéntete cómodo con el lenguaje de las disculpas simples. Practica disculparte contigo mismo en voz alta frente al espejo sin agregar ninguna explicación, justificación o lenguaje calificativo. Solo di algo como: “Lamento que lo que hice te haya lastimado”. Intenta expresar empatía en lugar de defenderte. Puedes ponerte en el lugar de la otra persona y decir algo como: “Si alguien me hiciera eso, yo también me enojaría”.

3. Practica centrarte cuando alguien parezca molesto contigo o te acuse de hacer algo mal. Solo respira en silencio por un momento y trata de escuchar sin juzgar. La finalidad de expresar comprensión por el punto de vista de otra persona y lamentar que se sienta molesto contigo es generar confianza; no tiene que ver con quién tiene la razón.

Mientras trabajas en tomar conciencia de las disculpas, busca el progreso, no la perfección y ¡celebra tu crecimiento a cada paso del camino!

Para resumir

Para una comunicación adecuada y eficaz, un punto clave es decidir conscientemente cuándo pedir disculpas, cuándo no disculparse o decir “lo siento”, y no dejar que sean hábitos automáticos.

A veces, las personas incluso tienen el doble hábito de disculparse innecesariamente por cosas pequeñas y negarse a disculparse por cosas más importantes. Por ejemplo, un colaborador nos relató: “Uno de mis compañeros de residencia siempre se disculpa innecesariamente por hablar demasiado rápido, por quedarse callado o por estar cansado al final del día, pero luego se pone a la defensiva y pone excusas por no haber hecho las tareas del hogar o por ser grosero. ¡Es asombroso cómo se desarrollan algunos hábitos! Aunque no puedo cambiar los hábitos de mi compañero, me he vuelto más consciente de mis propios patrones de disculpa. Es muy importante saber cuándo decir ‘lo siento’ y cuándo pensar antes de disculparse”. A menudo, el cambio en nuestros propios hábitos tiene un efecto positivo también en quienes nos rodean.

Te invitamos a descargar este artículo destacado para tu uso personal, e imprimir una (1) copia gratis - siempre y cuando mantengas el PDF “tal y como está” y no lo publiques o compartas electrónicamente, de acuerdo a nuestros Términos y condiciones de uso. Al completar este formulario, aceptas recibir correos electrónicos de Kidpower y entiendes que puedes darte de baja en cualquier momento.
Recibirás un correo electrónico con un enlace seguro y encriptado para descargar el PDF. Por favor, considera realizar una donación para apoyar a nuestros recursos en línea gratuitos. ¿Ya eres miembro? Regístrate o Inicia sesión para descargas directas (sin tener que ingresar tu nombre y correo electrónico) y acceso a cientos de recursos gratuitos de Kidpower.
 

Derechos de autor © 2021 - presente. Todos los derechos reservados.

Fecha de Publicación: February 19, 2021   |   Última actualización: February 19, 2021

Traducción de Ana Fernanda Uribe

Kidpower Founder and Executive Irene van der Zande is a master at teaching safety through stories and practices and at inspiring others to do the same. Her child protection and personal safety expertise has been featured by USA Today, CNN, Today Moms, the LA Times, and The Wall Street Journal. Publications include: cartoon-illustrated Kidpower Safety Comics and Kidpower Teaching Books curriculum; Bullying: What Adults Need to Know and Do to Keep Kids Safe; the Relationship Safety Skills Handbook for Teens and Adults; Earliest Teachable Moment: Personal Safety for Babies, Toddlers, and Preschoolers; The Kidpower Book for Caring Adults: Personal Safety, Self-Protection, Confidence, and Advocacy for Young People, and the Amazon Best Seller Doing Right by Our Kids: Protecting Child Safety at All Levels.