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La falta de integridad en la comunicación puede generar angustia y hacer que las familias, las organizaciones, las escuelas, las empresas y las comunidades desperdicien mucha energía. Muchas relaciones importantes se dañan y se destruyen solo porque las partes involucradas se quejan con los demás en lugar de decidirse a hablar directamente entre sí o con alguien que tenga el poder de ayudarlos. Es importante tomarse el tiempo para pensar en cómo nos comunicamos y qué es lo que queremos lograr.

Mantener la integridad en la comunicación es un compromiso fácil de asumir en teoría, pero difícil de lograr en la vida real. Muchos aspectos culturales de la sociedad en la que vivimos no fomentan la integridad, la comunicación directa y respetuosa, la ayuda para resolver problemas, la tolerancia ante las diferencias ni la proactividad al abordar las preocupaciones.

En lugar de buscar soluciones beneficiosas para todos, nuestra cultura a menudo nos enseña a culpar y a tomar las críticas constructivas como un ataque. Nuestra cultura suele fomentar juicios negativos sobre las intenciones de los demás en lugar de analizar las observaciones objetivas que nos hacen sobre nuestro comportamiento que podemos modificar si se establecen pautas o expectativas claras.

Muchas sociedades tachan a quien se enoja como “diferente”, en el mejor de los casos, o incluso como malvado, en el peor. Sin embargo, algunas de las personas más maravillosas que conozco tienen un hábito adquirido al cual me costó acostumbrarme. El mejor camino para superar las molestias que nos causan las diferencias es hablar de la incomodidad que nos provocan de una manera directa, respetuosa y honesta. Además, las diferentes necesidades y expectativas en cualquier relación requieren ser reconocidas para encontrar soluciones que sean aceptadas mutuamente.

La mayoría de nosotros hemos crecido con modelos de personas que acostumbran quejarse de los demás en lugar de explicarles cuáles son los problemas o de buscar ayuda y orientación para solucionarlos cuando no están seguros de cómo hacerlo con respeto.

Si hacemos algo diferente a nuestra cultura, sentimos que estamos nadando contra la corriente y luchando contra la gravedad. Esto significa que tenemos que trabajar duro, como individuos y como equipo, para encontrar formas de crear y mantener una cultura positiva saludable dentro de Kidpower y otros grupos que son importantes para nosotros.

Es normal que la comunicación se tergiverse cuando las personas se enojan. A menudo, cuando nos molestamos escuchamos y magnificamos selectivamente la parte negativa, creando en nuestro interior historias dañinas sobre las intenciones de otras personas y olvidamos los aspectos positivos. Las percepciones negativas que no se resuelven tienden a crecer y a crear una percepción muy negativa de una experiencia o una relación que, a menudo, con una evaluación objetiva de lo que realmente sucedió, no se justifica.

A veces yo misma lo hago y otras personas lo hacen con respecto a mí, aunque sabemos que hay una forma mejor. Trato de tener presente que es normal que las personas perciban las experiencias o interacciones de manera diferente y que entendernos unos con otros es un milagro.
Los sentimientos negativos que no se resuelven y las críticas tácitas pueden acumularse y bloquear lo importante y lo bueno en una experiencia o relación, al igual que una niebla espesa puede acumularse y bloquear el calor y la luz del sol.

En cualquier relación importante pueden cometerse errores y puede fallar la comunicación. Lo importante es cómo solucionamos estos problemas. Podemos tomar los problemas como oportunidades para aprender y crecer, en lugar de dejar que terminen dañando las relaciones y la confianza.

Si realmente valoramos la sinceridad, la seguridad y la justicia, para defender la integridad como un valor de la comunicación necesitamos encontrar formas de expresarles nuestras preocupaciones a las personas que están en condiciones de hacer algo para resolverlas y no quejarnos a espaldas de los demás, hacer bromas que en realidad son quejas disfrazadas o albergar dentro de nosotros sentimientos negativos sin resolver que, tarde o temprano, tienden a filtrarse de una manera potencialmente dañina.

Las herramientas que Kidpower enseña sobre la integridad en la comunicación incluyen aprender a expresarnos de forma directa sobre cualquier comportamiento que sobrepase nuestros límites, hacer críticas específicas y respetuosas, ser persistentes ante cualquier reacción negativa y no paralizarnos frente a ellas, cómo hablar sobre nuestras necesidades, otorgar el beneficio de la duda a las personas y sus intenciones, tener consciencia de lo que realmente está sucediendo y obtener ayuda cuando la necesitamos.

Aplicar estas herramientas requiere de habilidad y coraje porque puede resultar difícil hacer una observación en el mismo momento, sobre todo con personas en posiciones de autoridad, respeto y poder o que parecen ser vulnerables y potencialmente fáciles de ofender.

Para hacer una crítica lo más apropiado es buscar ayuda; sin embargo, con demasiada frecuencia las personas alivian sus sentimientos comentando la situación con una tercera persona, a quien le piden que mantenga confidencialidad porque quieren lidiar con el problema ellas mismas, pero luego no lo resuelven. Aunque es algo corriente, esto no ayuda a la salud de una familia, organización o comunidad. Debemos recordar que la seguridad emocional del individuo y la integridad del grupo son más importantes que la vergüenza, incomodidad u ofensa de cualquier persona.

Una posible solución consiste en pedirles a todos los miembros de un grupo que se comprometan a no guardar secretos sobre posibles problemas o cuestiones que puedan afectar la credibilidad o la capacidad de cualquier persona. La persona que recibe las quejas sobre otros puede decir: “Con mucho gusto te apoyaré para que hables con las personas que sabrán ayudarte a resolver el problema”, en lugar de acceder a guardar en secreto su problema (los sentimientos negativos no resueltos y las críticas que no se hablan de forma directa son problemas). Sin embargo, tenemos el compromiso de no mantener los problemas en secreto, por lo tanto, también tendremos que decírselo a esa persona (o al supervisor de esa persona) directamente”.

Aunque la mayoría de la gente estará de acuerdo en que es importante hablar en forma directa, a menudo nos resulta difícil hacerlo. A continuación se describen algunas de las razones más comunes que las personas aducen para no expresarse y las consecuencias de dicha omisión:

  • “Era algo sin importancia” (así que hablé sobre mi enojo con otros y puse en tela de juicio la credibilidad de alguien más, en lugar de resolverlo).
  • “Lo resolví yo solo” (pero no aporté mi parecer de un modo que resultara constructivo para que esta persona cambie su comportamiento y me quedé con tantas dudas que seguí pensando mal de dicha persona).
  • “Estaba muy cansado” (pero no demasiado cansado para quejarme más tarde, minando la credibilidad y la confianza de alguien más).
  • “Pensé que lo sabías. Me estabas mirando e incluso dijiste al respecto” (pero todavía tenía tantas dudas que me quejé con los demás y tú no tuviste la oportunidad de saber que eso me molestaba, lo cual podría haber sido útil para solucionarlo). (Nota: solo porque alguien te esté mirando no significa que realmente perciba y comprenda lo que está sucediendo).
  • “Pensé que esta persona no estaba dispuesta a escuchar mis comentarios” (así que haré una suposición que constituye un ataque a sus intenciones y a su integridad.
  • “Fue algo momentáneo. No volveré a ver a esta persona pronto” (pero no le di la oportunidad de arreglar la situación y me llevé mi negatividad a casa)”.
  • “No me correspondía decir algo” (así que asumiré que a esta persona no le importa pero, en cambio sí les contaré a otras personas lo que me preocupa).
  • “No fue nada importante. Lo dejé pasar” (pero tenía un sentimiento negativo con esta persona / situación y se lo dije a otros, así que tal vez no lo dejé pasar).
  • “Parecías demasiado ocupado y no quería molestarte” (pero te molestaré más por no darte la oportunidad de solucionar el problema más temprano que tarde).
  • “Estaba esperando el momento adecuado” (pero el momento nunca llegó, así que me quedé molesto y todo se hizo más grande en mi mente).
  • “Tenía miedo de que pensaras mal de mí” (así que sigo pensando mal de ti y / o de otra persona).
  • “Estaba demasiado inmerso en lo que estaba pasando en ese momento como para darme cuenta de cómo me sentía realmente. No me di cuenta de que estaba molesto sino hasta mucho después y entonces me pareció que ya era demasiado tarde” (pero no fue demasiado tarde para seguir sintiéndome molesto hasta el punto de perder la noción de muchas de las cosas buenas que sentía).
  • “Me sentí avergonzado por estar molesto” (pero estoy molesto y mientras más espero, más molesto me siento).
  • “A nadie más parece molestarle esto. No quiero parecer un tonto” (así que voy a ignorar el hecho de que las personas son diferentes y que está bien que yo sea diferente y nadie puede conocerme si no hablo).
  • “Estas personas son expertas. Siento que no se lo suficiente para hablar” (así que me sentiré mal y no lo arreglaré, por más que sé que los expertos también son personas que no son perfectas).
  • “Quería hablar de esto cara a cara” (pero no puedo ya que estamos muy lejos, así que dejaré que esto se agrave y en lugar de hablar por teléfono dejaré a esta persona sin información).
  • “Traté de decírselo a esta persona, pero obtuve una reacción negativa” (entonces, aunque sé que renunciar a la comunicación puede ser potencialmente destructivo, me di por vencido en lugar de persistir o buscar ayuda).

En nuestros programas, alentamos a los padres y a otros adultos a cargo para que de vez en cuando les pregunten a los niños: “¿Hay algo que te estés preguntando o que te preocupe y que no me hayas dicho?” Es normal resistirse a hablar de cosas que son incómodas y es importante hablar de todos modos. Les decimos a los niños que nunca es demasiado tarde para hablar de los problemas y que ningún problema es demasiado pequeño.

El principio de la integridad en la comunicación es válido tanto para los adultos como para los niños. Cualquier comportamiento que nos haya molestado al punto de quejarnos con los demás o de pensar mal de alguien nunca es demasiado trivial como para discutirlo con esa persona directamente o, si corresponde, con quien sea responsable de supervisar a esa persona.

En Kidpower, elegimos creer que la mayoría de las personas son buenas. Si esto es cierto, entonces tiene sentido comenzar con la suposición de que la mayoría de las personas tienen las mejores intenciones, incluso si hacen cosas que son hirientes o malas. Una vez un hombre en mi comunidad me sorprendió al disculparse por cosas que había hecho treinta años antes y por las que siempre yo había pensado mal de él. Yo había asumido que a este hombre no le importaba y fue lamentable, porque él había hecho grandes contribuciones a nuestra comunidad y podría haber sido un gran recurso si le hubiera dado una oportunidad.

Tómese un momento para pensar si hay algo que se haya estado preguntando, que lo esté preocupando o sobre lo que haya hablado con otros afectando la credibilidad de alguien más, o algo que se haya guardado para sí mismo, aunque haya sido algo aparente trivial o algo que haya pasado tiempo atrás. Si se da cuenta de que tiene preocupaciones sin resolver o percepciones negativas, trate de encontrar una manera de hablar al respecto con la persona o personas adecuadas.

Por lo general a nadie le gusta que alguien le diga que no se siente feliz con él o ella, así que esté preparado para persistir. Piense en las posibles respuestas negativas y practique respuestas positivas, en lugar de darse por vencido cuando alguien muestra resistencia. Algunos de los problemas que tiene con otros no se resolverán haga lo que haga, pero no lo sabrá hasta que lo intente.

El compromiso con la integridad en la comunicación requiere coraje y conlleva algunos riesgos, y también puede darnos grandes satisfacciones ayudándonos a fortalecer nuestras relaciones y aprovechar al máximo nuestras vidas.

Alentamos a todos los que de alguna manera están involucrados con Kidpower a que nos digan lo que piensan sobre cómo hacer para que cualquier persona que tenga inquietudes sobre nuestra organización se sienta seguro y hable de inmediato o tan pronto como sea posible con alguien que esté en condiciones de tratar el problema de manera efectiva. Agradecemos cualquier comentario que pueda tener sobre lo que estamos haciendo bien y cómo podemos mejorar las cosas.

Consulte también: Las diez mejores prácticas de Kidpower para miembros de equipos

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Fecha de Publicación: February 19, 2021   |   Última actualización: February 19, 2021

Traducción de María Gisella Gámez

Kidpower Founder and Executive Irene van der Zande is a master at teaching safety through stories and practices and at inspiring others to do the same. Her child protection and personal safety expertise has been featured by USA Today, CNN, Today Moms, the LA Times, and The Wall Street Journal. Publications include: cartoon-illustrated Kidpower Safety Comics and Kidpower Teaching Books curriculum; Bullying: What Adults Need to Know and Do to Keep Kids Safe; the Relationship Safety Skills Handbook for Teens and Adults; Earliest Teachable Moment: Personal Safety for Babies, Toddlers, and Preschoolers; The Kidpower Book for Caring Adults: Personal Safety, Self-Protection, Confidence, and Advocacy for Young People, and the Amazon Best Seller Doing Right by Our Kids: Protecting Child Safety at All Levels.